sábado, 19 de mayo de 2012

CARTA DE UN PROFESOR INTERINO A LOS PADRES DE SUS ALUMNOS


Termina el curso y quiero despedirme de ustedes, los padres de los que han sido mis
alumnos durante este curso, porque el año que viene ya no estaré en este centro. De
hecho, no estaré en ningún centro debido al plan de ajuste en educación que ha puesto
en marcha nuestro gobierno, al igual que otros muchos profesores interinos.

Después de muchos años formándome (Bachillerato, Universidad, Escuela de idiomas,
Curso de Adaptación Pedagógica, cursos que me sirvieron para mejorar como
profesor, preparación de oposiciones en academia), de estar enseñando en diversos
centros educativos, el próximo año debido al aumento de las ratios, es decir, al
incremento de número de alumnos que habrá en las aulas, y de la disminución por lo
tanto de profesores en los centros, me quedaré en casa, replanteándome mi futuro,
porque también han congelado las oposiciones y ya no podré presentarme para optar a
una plaza. Tengo 35 años y una familia como ustedes, y ahora me obligan, después de
tanto esfuerzo, a cambiar de profesión porque va a ser muy difícil seguir trabajando en
algo que para mí es una vocación. Tantos años dedicados a la enseñanza, tantas
cosas aprendidas, tantos proyectos iniciados con los chicos ahora no me van a servir
para nada, porque “no hay dinero”.

Me dan mucha pena mis alumnos (y siendo egoísta mis hijos) que a partir de ahora
estarán peor atendidos, porque serán muchos más en cada clase y será muy difícil
para un profesor hacer frente a tantas necesidades como hay en un aula. Aquellos que
necesitan un apoyo para desarrollar sus capacidades se perderán totalmente. ¡Lo que
dejarán de aprender cuando no manden un sustituto en más de 15 días (este año
hemos llegado a estar hasta un mes) para sustituir la baja de un profesor!. Porque “no
hay dinero”.

Hay muchos que piensan que hace unos años las aulas funcionaban con 35 y 40
alumnos, que de ahí han salido muchos titulados universitarios, yo soy uno de ellos.
También apelan a que en muchos países el fracaso escolar no va unido al incremento
de las ratios. Pero no se dan cuenta que los contextos varían en el tiempo y espacio.
Les aseguro que una clase de ahora no tiene nada que ver con las nuestras. En
educación las cosas y modelos no son extrapolables. Nos han dicho durante mucho
tiempo que cada centro es diferente, que debe atender a su diversidad, a su contexto, a
su realidad social y ahora se pretende que todo valga para todos. La realidad social de
nuestro país, los valores que vemos en nuestros jóvenes distan mucho de otros
tiempos y otros lugares. Y yo estoy convencido, al igual que la mayoría de los
profesores, que todas estas medidas llevarán a nuestros alumnos a un fracaso escolar
aún mayor. Claro que todo esto se hace para “mejorar la calidad de la enseñanza”, y
porque “no hay dinero”.

Resulta curioso que no haya dinero para pagar profesores pero que sí haya para pagar
un parlamento europeo, otro nacional, un parlamento autonómico, diputaciones y
alcaldías. (No sé si son necesarios tantos "jefes").
También hay dinero para pagar pensiones vitalicias, y de cantidades importantes, a
diputados y senadores. Yo personalmente prefiero tener un profesor contratado que un
político en su casa felicitándose por las cosas buenas que hizo cuando estaba
trabajando para levantar el país. (En España tenemos 300.000 puestos políticos más
que en Alemania cuando esta nos dobla en población)

También hay dinero para mantener coches oficiales que vendieron unos y compraron
otros, evidentemente son coches de gama alta y para que nuestros eurodiputados
viajen en primera clase porque si viajan en clase turista se cansan. Eso sin contar
dietas, alojamientos y otros gastos.
Hay miles de millones de euros para rescatar a los bancos de la crisis pero sin que
después se les pida que devuelvan el dinero que se les ha dejado, este préstamo es lo
que nos deja sin dinero para la salud y la educación. Pero claro, los políticos y los
bancos siempre son muy amigos y la economía de libre mercado intocable. ¿No hay
dinero? No me lo creo. Con la excusa de la crisis, han retirado el dinero a lo más
necesario en beneficio de unos pocos. La educación pública, se está hundiendo y no
es por falta de dinero sino por puros intereses económicos.

Me gustaría pedirles solo una cosa, luchen ahora ustedes porque la educación de sus
hijos sea realmente de calidad, yo lo haré, ya no como profesor, sino como padre. Que
no les vendan duros a pesetas, porque la realidad es muy diferente. Se lo dice alguien
que ha estado dando la cara en un aula, y no un político desde un despacho.



Deseándoles lo mejor para usted y su familia.


Atentamente.


Un profesor


.......por poco tiempo.


jueves, 17 de mayo de 2012

SOMOS LA PÚBLICA

Un vídeo más de los que defienden la enseñanza pública. 
Y uno de los MEJORES, por cierto.
NUESTRO MAYOR ORGULLO

miércoles, 16 de mayo de 2012

#13M La educación pública toma la Plaza Mayor

El grupo de trabajo de educación del 15M celebró el pasado domingo una completa jornada en torno a la educación pública, dentro de los actos de conmemoración del surgimiento del movimiento 15M hace ya un año.


Os recomendamos visitar el blog de Red Verde para ver algunas de los temas que se trataron.

viernes, 11 de mayo de 2012

#12M15M: Nos vemos en las plazas!

Mañana sábado miles de personas en el mundo nos volveremos a movilizar para decir que no estamos de acuerdo con las imposiciones de un sistema económico que nos ahoga.

Estas son las marchas que tendremos en Madrid. Busca la tuya y nos vemos a las 21h en Sol (pincha para agrandar):

Aquí están las plazas temáticas en las que nos reuniremos los días 13, 14 y 15. Educación lo hará en la Plaza Mayor, principalmente el día 13 (pincha para agrandar):

Y aquí tienes, por si aún tienes dudas de qué hacer los próximos días, un artículo del amigo David Val Palao que te puede ayudar a resolverlas: Motivos para salir a la calle el #12M15M

El 12M salgo a la calle porque creo en un mundo mejor y más justo

Son muchos los motivos que me sacarán a la calle el próximo sábado, 12 de mayo. Ese día, cientos de ciudades del mundo han convocado manifestaciones para demostrar por enésima vez que cada vez somos más las personas que no estamos de acuerdo con los políticos que nos gobiernan. Que no estamos de acuerdo con sus medidas. Ni con sus supuestas soluciones neoliberales. Yo salgo a la calle porque estoy cansado de que me mientan. Porque desde hace unos meses me siento inmerso en el 1984 de Orwell. Porque parece que la historia ni la hemeroteca preocupan a este Gobierno, como tampoco parecieron importar al anterior. Porque Rajoy ganó unas elecciones gracias a la mentira más bellaca, mismo motivo por el que las perdió Zapatero. Porque dijo que no subiría impuestos y es lo primero que ha hecho, porque dijo que no recortaría en partidas sociales y es lo único que estamos viendo. Porque gritó que no limitaría la Educación y la Sanidad para que no se convirtieran en joyas dignas de las rentas más altas y a los pocos días anunció un sangrante recorte de 10.000 millones de euros, sumado al copago de medicinas y a la privatización de decenas de colegios y hospitales. Y porque la clase trabajadora, la clase obrera, esa clase a la que durante años han intentado convencer de que era clase media porque tenía la opción de endeudarse hasta las cejas, es la única que está pagando los platos rotos de unos gobiernos manirrotos y de un sistema financiero que ha hecho del desmán y la usura sus únicas banderas.

Pero además de por toda esa estafa brutal y corrupta en la que nos ha metido el capitalismo, ese capitalismo salvaje promovido hace más de cuatro décadas por el economista Milton Friedman y toda su Escuela de Chicago, yo salgo a la calle por la gente. Salgo a la calle porque el 15M, en su año de vida, me ha hecho ser mucho más solidario. Porque me ha hecho ver que mis problemas son los problemas de todas las personas que están a mi alrededor. Salgo a la calle porque estoy cansado de ver a mis vecinos y vecinas coger comida en los cubos de basura. Y porque hasta de esa pobre miseria hacen negocio algunos ayuntamientos, multando a quienes rebuscan un trozo de pan entre las sobras de los demás. Salgo a la calle porque estoy harto de ver las caras desencajadas de decenas de hombres, mujeres y niños que ven cómo los antidisturbios entran por la fuerza en sus viviendas para sacarlos a la calle a patadas como si fueran asesinos. Porque estoy harto de que haya inútiles que defiendan a los bancos y a la propiedad privada por encima de las personas. Porque eso es lo que ha creado el capitalismo salvaje que tan bien introdujeron los dictadores Pinochet y Videla, ayudados más tarde por Margaret Thatcher y Ronald Reagan.

Porque odio escuchar a algunas personas que leen mis artículos decir con resignación, o incluso con fanfarronería, que esas familias se merecen dormir en la calle por haberse metido en hipotecas que no podían asumir. ¿Pero de qué mierda estáis hechos? ¿Me lo podéis decir? Personas, muchas ellas, que se catalogan de católicas, pero que miran hacia otro lado cuando ven un desahucio. Mientras nos llama okupas y antisistema a quienes queremos evitarlo, aun a costa de recibir porrazos por todos lados. Me río yo de su solidaridad cristiana… Hipócritas.


Salgo a la calle porque no puedo tolerar las múltiples redadas que día tras día se multiplican en Madrid a la búsqueda del migrante sin papeles. Unas redadas que están inculcando el miedo más atroz entre estas personas que ni siquiera salen a la calle ni van al médico aunque estén muriéndose por el miedo a ser encerrados en esos centros dignos de la más ruin dictadura y a los que los poderosos llaman CIES. Salgo a la calle porque estoy orgulloso de lo que ha hecho la Asamblea de Carabanchel en estos últimos meses. Sí, porque celebro que se haya liberado un edificio como el EKO, que estaba abandonado a su suerte durante casi veinte años, a la espera de una especuladora operación inmobiliaria que nunca llegó. 


Salgo a la calle porque defiendo esa forma de hacer las cosas. Me llamarán ocupa, me llamarán antisistema, pero saben qué, aportamos soluciones. Porque damos de comer a muchas personas que pasan hambre. Porque damos cobijo durante el día a quien no tiene donde guarecerse del frío. Porque tenemos una tienda gratis donde quien no puede comprarse ropa puede encontrar lo que necesite. Pero, sobre todo, porque aunque a veces peca de asistencialista en momentos de extrema gravedad, el EKO está dando soluciones. Ha creado un huerto, ha dado alternativas a las familias desahuciadas y está trabajando en el cooperativismo para que aquellas personas que no tienen trabajo puedan unirse y buscar una solución colectiva. Además, está ofreciendo talleres a quienes sufrieron o están ya sufriendo la exclusión social. Se está incluso enseñando a pintar y a leer a niños y niñas que no han tenido apenas oportunidad. Se está apostando por una educación libre y universal. Pero todos aquellos inútiles que defienden los ladrillos y el cemento por encima de las personas no quieren ver más allá. Sois criminales, nos dicen. Pues sí, seré un vil criminal por intentar ayudar a las personas que lo necesitan y por enseñar aprendiendo que se puede crear un mundo mejor.

Pero hay más. Salgo a la calle porque creo en la justicia social. En una justicia de verdad. No en la justicia que deja a Urdangarín en la calle mientras sigue deteniendo una tras otra a decenas de personas que participaron en la huelga general del 29M. Y, en definitiva, salgo porque no tengo miedo. Porque podrán hacer mil y una reformas del Código Penal y no me pararán. Porque los violentos son ellos. Los que se empeñan en llamar terrorista y criminal a quien protesta, incluso pacíficamente, por unos derechos justos y solidarios. Porque están acabando con todo y no lo podemos permitir. Yo también soy su enemigo. Y el sábado, nos veremos en la calle.

Dedicado a toda la gente de la Asamblea de Carabanchel y del EKO. Gracias por haberme enseñado a creer. 

domingo, 6 de mayo de 2012

A vueltas con el voluntariado

Veo el vídeo de la jornada del voluntariado que se celebró en nuestro centro hace ya un par de semanas y releo ¡Bienvenido, Mister Voluntario!, donde se relata cómo se desarrolló, y vuelvo a pensar en su sentido.

No pongo en duda las buenas intenciones de las personas que participaron como voluntarias en la jornada, que supongo que son ayudar a los demás y contribuir a que la sociedad mejore. Bueno, miento; sí que dudo de las intenciones de algunos de los que participaron, dudo de aquellos que nombraron a los patrocinadores de una jornada tan llena de bondad y de aquellos que nos echaron la charla por no estar escuchándoles  su interminable discurso, carente de sentido para los estudiantes. A todos los demás, les agradezco su esfuerzo.

Lo que sí pongo en duda es la utilidad de su acción. Me explico: yo asistí a uno de los talleres de inglés, donde varios voluntarios estadounidenses tuvieron una animada charla con los alumnos de una clase sobre los tipos de comida más populares en su país y las preferencias de unas zonas y otras. Parece un estupendo ejercicio para aprender inglés y la cultura norteamericana. Hasta ahí todo bien, ¿no? Pues no tanto: eso es lo que hacen todos los días nuestros compañeros profesores de inglés y nuestras compañeras auxiliares de conversación estadounidenses, pero con una diferencia: nuestros compañeros y compañeras lo hacen mejor, mucho mejor, porque ellos conocen a los alumnos, saben en qué situación está cada uno y hacia dónde pueden ir para que aprendan más y mejor. Evidentemente los voluntarios que vienen un día, revolucionan la vida del instituto y luego se van, esto no lo saben ni lo pueden saber. Y no es una diferencia pequeña: es la diferencia básica entre una buena educación y una acción puntual, dispersa, de las que se aprende poco.

Es desgraciadamente el mismo caso que el de algunas ONGs, que se empeñan en saber qué necesita el necesitado, y que van con sus proyectos diseñados en las sociedades más opulentas para regalárselos a las que lo son menos, para que puedan recorrer el camino, trazado de antemano, hacia el bienestar. En muchos de estos casos, esos estupendos proyectos carecen de sentido en la sociedad receptora, que lo que realmente necesita es nuestro apoyo para emanciparse de la tutela de los explotadores (o al menos que quiten las trabas a su emancipación), encontrando su propio camino (que posiblemente no es como el nuestro), hacia su bienestar (que casi con toda seguridad tampoco es como el que deseamos nosotros).

Podemos decir que el  contenido que se aprende de una situación como esta (las preferencias culinarias de los estadounidenses o la conversación en inglés) no es lo más importante, que lo fundamental son los valores transmitidos a los alumnos (solidaridad, entrega desinteresada, etc.). Es verdad, pero junto con esos valores se está enseñando una forma de aplicarlos que no contribuye a mejorar el problema, la situación del necesitado, del explotado o de quien sea el receptor de esa acción. Y eso es un error porque ese espejismo de ayuda impide que surja lo que verdaderamente puede mejorar las cosas. No necesitamos acciones puntuales o dispersas: necesitamos trabajo continuado y compromiso. La acción puntual puede servirnos para sentirnos mejor con nosotros mismos, pero poco ayuda a resolver una situación compleja o a mejorar la vida del prójimo. En el voluntariado, en la educación o en cualquier otra situación.

Porque para resolver problemas de fondo hay que meterse bien en el fango.